Conceptos creativos (Parte 2)

Di sí a jugar

Idea.

Di sí a jugar

 

Cuál es la idea.

¿Sabes por qué los niños aprenden a decir “no” meses antes de aprender a decir “sí”? Porque eso es lo único que les decimos. No, no hagas eso. No, no te comas eso. No, no toques eso.

En Nesquik, creemos que el verdadero secreto para que los niños estén saludables y felices es simplemente dejarles seguir siendo niños. Jugando en charcos, manchándose las rodillas, comiendo demasiados dulces y dejándoles hacer todas esas cosas que ellos quieren hacer.

Eso sí, esas cosas no son las adecuadas para ser un adulto perfecto. Pero tu ya lo sabes, ¡no son adultos! Y cuanto más los tratemos tal, menos podrán llegar a aprender por sí mismos. Y si, Nesquik no es tan bueno para tu hijo como la leche vegana de coco, de la misma que jugar en el barro no es tan bueno para tu hijo como aprender a tocar el violonchelo. Pero si es una experiencia maravillosa que les hará sonreír. ¿No es esto igual de importante?

A partir de este momento, estamos diciendo a los padres que se relajen y que paren de decir “no”. Porque tu sabes lo que es más saludable para los niños que cualquier comida, bebida, actividad o lección? Jugar.

A partir de este momento, estamos diciendo a los padres que se relajen y que paren de decir “no”. Porque tu sabes lo que es más saludable para los niños que cualquier comida, bebida, actividad o lección? Jugar.

Nesquik es una parte esencial de cualquier día de juego. Algo nutritiva, autentico y delicioso a lo que los padres pueden decir que sí para ayudar a sus hijos a tener un tiempo de juego de más calidad. En este contexto, nuestro anuncio trata sobre ello. Como un oso de peluche favorito o una manta especial, no hay juego sin Nesquik.

Cómo dar vida a esta idea. 

Creamos un documental donde pedimos a los padres que digan en más ocasiones “sí” a sus hijos y que comprueben si esto los hace más felices, más sanos o si se divierten más.

Empezamos la escena en el hogar de una familia normal de las afueras de la ciudad. La hija tiene un envase de Nesquik en sus manos y le pregunta a su madre si puede tomarse uno. La madre le responde: “no”.

Voz en off: el 78% de los niños aprenden a decir “no” antes de aprender a decir que “sí”. Y es bastante obvio por qué.

Luego hacemos una escena de mamá y papá diciendo no a todas las cosas diferentes que sus hijos quieren hacer. Dicen que no a que se vistan como hadas para el desayuno, a que se queden despiertos hasta tarde, a que conviertan la mesa del desayuno en un fuerte, a que toquen los peces de la pecera, a que jueguen bajo la lluvia y con el gato del vecino, a que trepen a los árboles, a que canten en el supermercado, a que hagan que conducen el autobús. Cada vez que los padres, de manera totalmente razonable y sin ser duros o severos con ellos, rechazan las solicitudes de sus hijos, no parece muy divertido para nadie.

Voz en off: al igual que la mayoría de los padres, Sarah y Michael Smith dijeron no a sus hijos más de mil veces en una sola semana.

Vemos a los padres en el sofá, siendo entrevistados. Reaccionan como si ambos hubieran leído la estadística anterior.

Padres: “Nooooo, no puede ser, ¿en serio?”

Voz en off: Entonces les ponemos un desafío. Una semana en la que tienen que decir que sí a (casi) todo lo que sus hijos pidieran. Esto es lo que sucedió:

En un día muy lluvioso los niños miran por la ventana.

Uno de ellos pregunta si pueden salir a jugar bajo la lluvia, mamá está a punto de decir que no, pero se da cuenta y en lugar de eso da un aprensivo “Sí”. Los niños sonríen y corren bajo la lluvia y comienzan a saltar en un charco gigante. Los niños gritan: “Mamá, papá, ven a jugar en los charcos con nosotros”. Los padres se miran entre sí como para decir que no, pero finalmente deciden salir corriendo para unirse al juego. Luego hacemos una escena muy divertida de la familia teniendo la mejor semana de sus vidas. Dicen que sí a trepar a los árboles, a comer en el supermercado, a andar en bicicleta en pijama antes del desayuno, a ir al parque vestidos de hadas, a jugar en el barro, a dar vueltas a una farola hasta marearse, a quedarse despiertos hasta tarde y otras pequeñas ideas que tengan. Todo termina con la familia acurrucada en el sofá después de un gran día de decir que sí. Uno de los niños dice: “Papá, ¿puedo tomarme un Nesquik?”

Sí”, responde, “pero procura no manchar nada”.

Nesquik. Di sí a jugar.